Un segundo basta

12 enero, 2016 § 2 comentarios

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Un segundo basta

Entro al túnel con un sol radiante.
Salgo con nubes grises que gotean depresión.

En un segundo,
el viento tumba esos nidos
en forma de lágrimas que cuelgan
de las ramas del árbol seco

Un segundo es suficiente
para que el aleteo de la mariposa amarilla,
contra el cristal del parabrisas,
sea el último.

Un segundo
y volarían por los aires
los limones del niño que,
hasta hace un segundo,
los vendía en mitad de la carretera.

Bastó un segundo
para esa persona
recordada con una capilla
a la orilla del camino.

En un segundo,
ese carro que ahora tratan de sacar
del barranco
volcó y atrajo grúas
y curiosos.

Bastaría un segundo para que el policía
desenfunde su arma y la accione
contra mi negativa a darle «pa’los refrescos»
en esa alcabala improvisada.

Un parpadeo fue suficiente
para que el carro loco
a contra vía en la  interestatal I-95
acabara con todos.

En un segundo
todo cambia.
Un segundo basta
para que todo acabe.

Un segundo y ya.

 

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